Las personas, a menudo nos engañamos a nosotras mismas para eludir en cierto modo algunos aspectos de la realidad que no queremos o no podemos ver.
Estos aspectos de la realidad quedan situados en un punto ciego fuera de nuestro alcance, ya que consciente o inconscientemente los hemos aparcado o enterrado allí, por miedo al conflicto que nos supondría mirarlos de frente.
EL AUTOENGAÑO COMO PROTECCIÓN
Una de las funciones del autoengaño es protegernos de cosas que creemos insoportables, porqué nos ayuda a minimizar el miedo al impacto con la realidad.
Desde este punto de vista, el autoengaño cumple una labor que nos ayuda momentáneamente a digerir cosas muy difíciles: la reacción de bloqueo ante una situación como puede ser la pérdida de un ser querido, de un trabajo, o el diagnóstico de una enfermedad grave, nos ahorra un sufrimiento que no podemos encajar, y que quizás más adelante iremos asimilando.
Pero cuando esta reacción de bloqueo permanece en el tiempo, lo que antes nos ayudaba se transforma en un impedimento que nos dificulta darnos cuenta de la necesidad de defendernos ante situaciones injustas, o lograr lo que queremos alcanzar para mejorar, y entonces se convierte en un comodín que disminuye enormemente nuestra capacidad de comprensión y que "nos sirve para justificarlo todo".
Para justificarnos ante:
Cosas que no queremos ver.
Situaciones que nos da miedo afrontar.
Responsabilidades que tememos asumir.
Existen dos tipos de autoengaño: un autoengaño consciente, que es cuando vemos las cosas a medias, y otro más inconsciente donde la realidad permanece oculta a nuestra conciencia.
EL AUTOENGAÑO CONSCIENTE
Por ejemplo:
"Si pido un préstamo y el año que viene me ascienden, seguro que podré comprarme aquella casa que tanto me gusta"
"No sé cómo puedo gastar tanto dinero, me quedo a cero a fin de mes y no compro casi nada". Pero sabemos que nos gastamos ese dinero.
"No tengo ni idea de por qué no pierdo peso, si no como casi nada!" Y nos acabamos de marcar un almuerzo pantagruélico.
"Nunca tengo tiempo para hacer lo que quiero". Y nos pasamos horas chateando
"Me gustaría haber estudiado un máster en economía, pero creo que ya es demasiado tarde. Sé que lo podría hacer, siempre ha sido mi ilusión, pero seguro que luego no encuentro trabajo o bien me pagan poco. No vale la pena ". Pero se sigue quejando de que le gustaría mejorar en el trabajo.
"Hace dos años que tengo un proyecto en marcha y ahora lo tengo parado". Pero no nos hemos puesto seriamente a consultarlo con expertos.
"Parece mentira que no se pueda solucionar el grave problema de los refugiados de guerra, pero, de hecho, siempre han habido guerras".
Podríamos incluir muchos más ejemplos, pero todos serán de una naturaleza similar, cosas que queremos hacer, pero que nos justificamos por no conseguirlo.
EL AUTOENGAÑO INCONSCIENTE
Cuando no nos damos cuenta de lo que tenemos delante.
En estos casos, nuestra propia realidad, queda tan oculta a nuestra mirada, que los aspectos que no vemos nos dificultan aprender todo lo que está relacionado con ella, y por lo tanto nos impide también conocer aspectos de nosotros mismos que nos ayudarían a madurar emocionalmente y a conseguir las cosas que queremos alcanzar.
Por ejemplo:
En ocasiones a un estudiante que le cuesta comprender ciertas asignaturas y que se bloquea cuando las estudia, es posible que este bloqueo vaya asociado a aspectos emocionales que se han quedado atascados y que impiden la comprensión de situaciones vividas que no ha podido digerir ni comprender, este bloqueo se extiende también a materias de aprendizaje concretas que dificultan una buena evolución de los aprendizajes.
Muchas veces esta actitud, está relacionada con hechos vividos, que nos remueven mucho por dentro aunque no nos demos cuenta, y para evitar el dolor que el recuerdo avivaría, se despliega un mecanismo inconsciente que se ha automatizado, impidiendo rememorar esas vivencias. Entonces, cada vez que el recuerdo intenta emerger a la conciencia, es bloqueado y reprimido, y en su lugar aparece un síntoma, que creemos inmotivado, por ejemplo: ansiedad, insomnio, tristeza, miedo, rabia exagerada, etc., y como no sabemos con que están vinculados, vamos al médico para que nos recete pastillas para aliviarlos.
Por ejemplo:
Un niño que sabe que es adoptado, pero que no puede hablar de su adopción porqué las situaciones vividas son demasiado dolorosas para recordarlas sin sufrir mucho.
Una mujer o un hombre maltratados por su pareja, que justifican la actitud de maltrato porque ni en situaciones extremas pueden pensar en dejar la relación.
La noticia de un diagnóstico médico grave cuando no podemos soportar el sufrimiento que nos remite a una situación irreversible.
CONSECUENCIAS DEL AUTOENGAÑO
La característica fundamental de la autoengaño, sobre todo cuando es consciente, es la contradicción, ya que nos damos cuenta de cosas que no queremos pensar, y que nos ayudarían a solucionar situaciones de las que nos quejamos crónicamente.
Por lo tanto, todo lo que no queremos ver, y nos da miedo afrontar, interfiere en lo que deseamos conseguir, proyectos, metas y objetivos. Como resultado de esta actitud, ámbitos importantes de nuestra vida quedan afectados,
Nuestras relaciones
A veces cuando nos engañamos a nosotros mismos, también engañamos a los demás, y les acabamos haciendo daño.
Nuestra ecónomía
No sabremos resolver aspectos prácticos porque nos da miedo ver nuestra realidad económica, ya que darnos cuenta de ello nos llevaría al conflicto de tener que poner medios para sanearla.
Nuestra salud
Cuando no ponemos los medios necesarios para conservarla, teniéndolos a nuestro alcance sabiendo que deberíamos mejorarla.
Podríamos hacer la lista más larga, pero fácilmente nos daremos cuenta de que todo lo que no afrontamos, disminuye considerablemente nuestra calidad de vida, porque nos impide avanzar individual y colectivamente.
CÓMO CONVERTIR EL AUTOENGAÑO EN UNA HERRAMIENTA DE AUTOCONOCIMIENTO
En primer lugar es fundamental aceptar que el problema más importante para lograr nuestros objetivos, aparte de factores externos muy evidentes, somos nosotros mismos. Entonces nos será útil observar cómo gestionamos nuestro autoengaño.
Todas las cosas que detectamos que nos dan miedo y que preferimos no pensar, cuando poco a poco las podemos mirar de frente, son justamente las que nos ayudarán a avanzar y a crecer personalmente.
Por lo tanto, lo fundamental es aprender a ser honestos con nosotros mismos, y revisar regularmente aquellas cosas que decimos querer alcanzar y que quedan atascadas, identificarlas, y localizar los miedos que hay detrás para poder hacerles frente.
Habrá miedos que podremos afrontar y otros que no, ya que nos cuesta admitir que los tenemos.
La consulta a un profesional nos ayudará a identificar y afrontar emocionalmente aquellas miedos más resistentes que muchas veces chocan con la imagen que tenemos de nosotros mismos y con nuestra autoestima, y que son un handicap para avanzar en la vida.
Frases populares:
"Todo es según el color del cristal con que se mira" (Ramón de Campoamor)
"Ojos que no ven, corazón que no siente" (refrán popular):
"Peor que ver la realidad negra es el no verla" (Antonio Machado)
"Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa"(Alfred Adler)
"En el interior del hombre habita la verdad" (San Agustín)