Ansiedad y trastornos de la alimentación

5 de Abril de 2014 a las 09:00

 

 

En abril del 2014 se celebró en Barcelona la feria "Alimentaria 2014" que apostó por alimentos saludables. De un tiempo a esta parte los alimentos ecológicos se abren camino en nuestro mercado. Los efectos que este tipo de alimentación tienen sobre nuestro organismo se hacen cada vez más evidentes hasta el punto en que bastantes médicos no necesariamente naturópatas los recomiendan para favorecer la curación de ciertas enfermedades. Muchos oncólogos prescriben estos alimentos para complementar el tratamiento farmacológico, de la misma manera que piden a sus pacientes que prescindan de otros como los azúcares y la carne roja.

Sabemos que la manera de alimentarnos favorece o entorpece el hecho de mantener un tipo de vida saludable por el efecto que tiene sobre nuestro cuerpo. Pero si observamos la alimentación desde otro ángulo veremos que a veces es un medio a través del cual canalizamos nuestras emociones.

Hoy hablaremos de alimentación y emociones y de la relación que la primera tiene sobre la ansiedad.

En un gabinete psicológico la ansiedad es uno de los motivos de consulta más frecuentes, y lo es porque este síntoma expresa fuertemente, un tipo de malestar vinculado al ritmo de vida actual en el que se valoran los objetivos a corto plazo y los resultados en función del éxito social que se asocia a patrones establecidos convencionalmente y condicionados a los valores que se le suponen.
Según lo que representen para cada uno de nosotros estos supuestos valores podemos adoptar unos hábitos alimentarios u otros, y ello tendrá un efecto sobre el cuerpo.

Como todos los síntomas, la ansiedad proviene de causas muy diversas, y cuando no ha podido disminuir o desaparecer a través de la comprensión de aquello que la provoca puede tener como consecuencia actitudes que se expresan a través de hábitos de dependencia. Estos hábitos que pueden llegar a ser adictivos llegan a las consultas para ser tratados, pero es importante observar que se han adquirido para disminuir un grado de ansiedad de la que no se es consciente, como tampoco de sus causas y del alcance de los mecanismos que desarrollamos para detenerla.

Uno de estos mecanismos se basa en los hábitos alimentarios. Las personas damos a los alimentos un valor muy personal. Aunque desde una perspectiva básica son una necesidad imprescindible para la vida, nos centraremos en lo que representan para cada individuo.

- ¿Qué cosas asociamos al acto de comer y a los alimentos?

- ¿Nos complace comer solos o preferimos compañía?

- ¿A qué cosas asociamos la alimentación?

- ¿Qué representa para nosotros el acto de comer, una necesidad, un placer?

- ¿Solemos comer cuando estamos ansiosos?

La alimentación puede asociarse a muchas cosas


Al placer, a una necesidad, a no pasar hambre, a una recompensa, a un castigo, a la seguridad, a la compañía, al afecto, a las relaciones sociales, a la opulencia y a muchas otras cosas.

A veces cuando "picamos" no tenemos hambre y decimos que comemos por capricho. Este capricho quizás lo tenemos porque nos gustan mucho las fresas con nata o porque sentimos un desasosiego por algo que nos sucede y nos lo "hacemos pasar" picando cualquier cosa de la nevera.

Cuando eso nos pasa de vez en cuando no nos supone un problema, nos damos una alegría y listos. Pero si cuando estamos nerviosillos nos acostumbramos a calmarnos comiendo y eso se convierte en un hábito que no podemos controlar, tenemos un problema: sufrimos de un trastorno alimentario.

 

¿QUE ES UN TRASTORNO ALIMENTARIO?

 

Es una enfermedad que se expresa a través de la ansiedad y que se caracteriza por un cambio de hábitos alimentarios y una preocupación excesiva por nuestro aspecto físico y el peso corporal.

Los trastornos alimentarios más frecuentes son:

BULIMIA

Se caracteriza por ataques de hambre desproporcionados seguidos de ayuno para contrarrestar los efectos del atracón. Se acompaña de sensación de ansiedad y sentimiento de infravaloración y de culpa por no saber mantener el autocontrol.

ANOREXIA

Se caracteriza por una pérdida de peso muy elevada, alrededor de un 15% del total del peso corporal, como consecuencia de dietas con gran restricción de alimentos, autoprovocación de vómito, ingestión de laxantes y autoimposición de ejercicio físico intenso y continuado.

 

PROCESO DE DESARROLLO DEL TRASTORNO ALIMENTARIO

Explicaremos el proceso a través del cual se va desarrollando la enfermedad, y las características de personalidad y factores desencadenantes más importantes.

Los trastornos de la alimentación van asociados a un grado elevado de ansiedad que proviene de causas muy diversas y que ya existía antes del trastorno, pero que persiste y aumenta si la enfermedad no se cura.

Este trastorno está muy vinculado a una percepción distorsionada de la imagen del propio cuerpo como cuando nos miramos en un espejo de aumento. Las personas que lo padecen sufren mucho porque no se gustan a si mismas y desarrollan  mecanismos para contrarrestar el rechazo que sienten hacia su propia imagen. No se sienten guapos ni se valoran y creen que los demás sentirán ante ellos el mismo rechazo y la misma rabia que sienten por si mismos. No son conscientes del problema que les crea esta distorsión psicológica.


Más allá de las causas que motivan estos trastornos que son múltiples y complejos, hay diversos factores que actúan como desencadenantes y colaboran en su mantenimiento.

RASGOS DE PERSONALIDAD DEL ENFERMO POR TRASTORNO DE LA ALIMENTACION

 

- Muy baja autoestima

- Ansiedad elevada, ataques de pánico

- Carácter introvertido, dificultad en expresar emociones

- Inseguridad que no resulta muy evidente por quien no los conoce de cerca

- Tendencia al perfeccionismo

- Muy sensibles a las opiniones ajenas, sobre todo a las críticas

- Gran necesidad de sentirse valoradas

- Dependencia emocional

- Suenen tener poca habilidad en las relaciones sociales

- Mucha necesidad de reconocimiento y afecto

- Miedo a enfrentar los conflictos y las situaciones nuevas que comportan cambios

- Miedo al fracaso y a no ser aceptados

- Sensación de tener poco control sobre su vida

- Tendencia a obsesionarse con todo lo que tiene que ver con la propia imagen.

 

COMO SE RELACIONAN ESTOS ASPECTOS ENTRE SI

 

A las personas con este trastorno no les gusta su propio carácter ni muchas de sus actitudes,  y proyectan en su imagen externa toda su frustración. Como creen que no gustan a los demás, desarrollan conductas perfeccionistas, se autoexigen ser cada vez más perfectos para conseguir reconocimiento.


La inseguridad resultante de su baja autoestima les hace muy influenciables a la opinión que los demás tienen de ellos y son muy sensibles a las críticas. Ello les lleva a mantener un alto grado de dependencia emocional ya que necesitan mucho afecto. Asimismo su dificultad para expresar emociones les dificulta su relación con los demás que suele empeorar cuando muestran aspectos de su temperamento que a veces linda con la intolerancia, la misma que sienten en relación a si mismos.


En general su escala de valores se mueve alrededor de posiciones absolutistas ya que de lo contrario no se sienten seguras; si no se ven inteligentes se ven tontas, si no se ven guapas se ven feas, y así en la mayoría de concepciones de aspectos que pierden su matiz de grises, todo es blanco o negro.
Las situaciones nuevas y los conflictos les provocan mucho miedo e inseguridad porque temen equivocarse ya que lo consideran un fracaso. La falta de tolerancia a equivocarse les lleva a expectativas poco realistas de si mismas que acaban siendo como una fantasía que les sirve de refugio y les proporciona una falsa seguridad.
Todos esos factores les produce la sensación de poco control sobre su vida y para paliarlo desarrollan mecanismos de control sobre su propio cuerpo a través del peso y la alimentación.
 

 

FACTORES DESENCADENANTES

Existen diferentes factores desencadenantes del trastorno:
 

FAMILIARES

Entornos familiares que por sus características provocan conductas de aislamiento e introversión en los niños y que sirve de refugio a sus fantasías.


- Familias sobreprotectoras o demasiado autoritarias.

- Las que no propician la expresión de emociones y sentimientos

- Las que no dan seguridad

SOCIALES

Los prejuicios sociales que determinan los modelos vigentes de cómo tiene que ser nuestra imagen para ser más guapos y atractivos pasan por un protopipo de belleza que se relaciona con la delgadez. La delgadez se asocia a la elegancia, al éxito social, al atractivo sexual y a la aceptación. Este mito actual de belleza expresa los valores culturales y sociales que llevan asociados, y vehicula dichos valores a través de una imagen de reconocimiento social con la que muchas personas se identifican para sentirse valoradas.


Las personas que sufren de trastornos alimentarios están afectados de un trastorno de identidad que las hace sentir perdidas y les dificulta sentirse protegidas y amadas. Por este motivo buscan puntos de referencia externos que les proporcione al menos un poco de seguridad y un cierto reconocimiento por parte de los demás. Ello las hace sentir más integradas y pertenecientes a un grupo con el que se identifican y mediante el cual pueden expresar una identidad que, aunque grupal, les da la posibilidad de reconocerse a si mismas.

Pero cuando los modelos sociales vigentes de cómo se cree que tiene que ser una persona tanto en relación a la imagen externa como a la interna no están vinculados a valores saludables con los que identificarnos y que nos ayuden a reconocernos a nosotros mismos como personas valiosas, cuando estos valores se alejan cada vez más de la esencia misma de la persona y se asocian a estereotipos tóxicos que no respetan ni promueven la salud física y psíquica, cuando interiorizamos estos modelos como propios a falta de otros porque los que hemos tenido en la infancia no nos han ayudado, y sobre todo, cuando no podemos cuestionar estos valores porque sin ellos nos sentimos perdidos, entonces nos alejamos cada vez más de nosotros mismos y acabamos actuando un personaje ajeno a nuestra esencia y que no nos representa.

Las personas con problemas de identidad como las que padecen de trastornos alimentarios, los adolescentes que están en momentos de cambio y que se esfuerzan por reafirmarse, buscan estos patrones de referencia que quizás no han encontrado en su entorno más próximo y es evidente que son muy susceptibles a la influencia del entorno en el que viven. Por ello es tan importante que desde las familias, la escuela, las entidades sociales y culturales se les proporcione modelos asociados a valores no tóxicos que les permitan identificarse con ellos de manera confiada sin dejar de ser ellos mismos.

Esta es una de las mejores aportaciones que desde la prevención de la salud podemos hacer a nuestros niños y jóvenes