Aunque a primera vista parece estar muy lejos, la rabia convive a una distancia muy corta con la tristeza, pero suelen estar en compartimentos separados. Si en lugar de emociones fueran personas, la rabia y la tristeza no sabrían que están tan cerca una de la otra ya que se repelen y se atraen mutuament , pero se necesitan ya que juntas alcanzan un sentido coherente que permite un equilibrio emocional.